Como recordaréis, y si no os acordáis
mirad un poco más abajo, en el post anterior os hablé de la excavación arqueológica
en la que participamos Ibón y yo durante nuestras prácticas en el museo.
Entonces os conté que estábamos excavando en lo que en su momento fue una
ciudad etrusca y no me paré a pensar que mucha gente no tiene por qué saber
quiénes demonios eran los etruscos. Por eso, pretendo enmendar el error ahora contándoos
un poco por encima su historia, ya que en el futuro nos los encontraremos de
nuevo bastante a menudo.
La civilización etrusca se desarrolló
más o menos entre los siglos X y II a.C. en Italia. Ponerle un final es un poco
complicado porque no es que desaparecieran, es que, como otros muchos pueblos,
fueron conquistados por los romanos y perdieron poco a poco sus rasgos
característicos. Ya los historiadores antiguos no sabían de dónde carajos
habían salido y aún hoy se discute el tema. Unos dicen que eran indígenas
italianos, otros que llegaron desde alguna zona del mar Egeo. Vaya usted a
saber. El caso es que ocuparon una parte importante de la península, con un
núcleo en el territorio situado entre los ríos Arno y Tiber y con cierta
proyección más allá de los Apeninos, por la zona de Bolonia, en Umbria e
incluso en Campania. Fueron, según los griegos, una de las culturas más
desarrolladas de Italia en un momento en el que de Roma aún ni se hablaba. La
propia Roma, según la tradición, tuvo varios reyes etruscos, alcanzando en ese periodo
su primer gran desarrollo como ciudad.
Para poder estudiar mejor una cultura
y favorecer su digestión, los historiadores y arqueólogos solemos dividirla en
trocitos. Somos así de raros. Pero como esto no es una tarta, esas porciones no
dependen del número de niños chillones que haya en el cumpleaños, sino de otras
cosas más o menos abstractas. En el caso de los etruscos, estas divisiones
vienen fijadas por cambios importantes en el registro arqueológico (en
cristiano, los momentos en los que empiezan a aparecer cosas nuevas o distintas
con respecto a momentos anteriores). Según esta clasificación, la cultura
etrusca se divide en: Villanoviano, orientalizante, arcaico y clásico.
En la fase villanoviana se empieza a
ver que esta gente es distinta a las demás. Muchas pueblos y granjas se
abandonan y la población se concentra formando ciudades fortificadas, como
Cerveteri, Tarquinia, Vulci, Arezzo, Populonia, Vetulonia, Volterra… ¿Por qué
justo en ese momento? Ni idea, pero eso implica la existencia de un poder
político lo suficientemente fuerte como para controlar un gran territorio. Probablemente
existiría algún tipo de monarquías locales. La peña vivía en cabañas de madera
y adobe y eran famosos por su habilidad en el trabajo de los metales.
| Reproducción de una casa etrusca. |
Precisamente, esta zona es muy rica en metales, sobretodo en hierro, que en la antigüedad, una vez que se supo trabajar, valía una pasta, así que no tardaron en empezar a llegar griegos a los puertos etruscos para comprar. Claro está, los etruscos los recibieron con los brazos abiertos y el culo en pompa, porque eso significaba muchas pelas (y jarrones monísimos a precio de saldo). Empieza así una nueva fase, hacia los siglos IX-VIII a.C., la de máximo desarrollo de la cultura etrusca, llamada orientalizante, por la influencia que recibe de estos pueblos procedentes de oriente. Fue una revolución no solo económica sino también cultural. Con los griegos llegaron toda una serie de ideas, conocimientos y objetos hasta entonces desconocidos: la moneda, la escritura, nuevos ritos sociales como el simposio (el banquete aristocrático), materiales nuevos como el marfil o el ámbar, la cerámica griega, nuevas técnicas de construcción y producción y bla, bla, bla. Seguramente grupos de artesanos y comerciantes griegos se instalarían en los centros etruscos, produciendo así una mezcla cultural que explica que ahora encontremos en las excavaciones cosas como escarabeos egipcios, esculturas de dioses orientales o tumbas con leones y leopardos pintados en las paredes, por poner un ejemplo.
| Tumba de los Leopardos, en la necrópolis de Tarquinia, en la que se reproduce una escena de simposio. |
| Tablilla de Marsiliana, con el alfabeto griego grabado en uno de sus lados. Es por ahora una de las muestras de escritura más antiguas encontradas en el mundo etrusco. |
Gracias al comercio, hay cada vez más
gente con pelas, por lo que a un cierto punto, las monarquías empiezan a ser
sustituidas en algunos casos por oligarquías, en las que el gobierno recaía en
unas pocas familias. Un sistema probablemente también importado del mundo
griego. A estos gobernantes se les da el nombre genérico de “príncipes”.
El chollo empezó a acabarse entorno al
siglo V a.C., cuando el comercio de la zona se ve monopolizado por las ciudades
estado griegas del sur, sobretodo por la ciudad siciliana de Siracusa. Los
ataques y saqueos continuos de las ciudades y puertos etruscos hacen que se
aíslen del exterior. Los materiales y objetos de este período son más
cutrecillos y, al contrario que en fases anteriores, las ciudades situadas en
el interior ganan importancia respecto a las costeras.
Y llegados a este punto, aparece el
tercero en discordia, Roma, que poco a poco comienza a anexionarse el
territorio etrusco en su expansión hacia el sur. De hecho, la primera gran
conquista de la historia de Roma fue una ciudad etrusca, Veio, en el año 396 a .C. Fue destruida, su
población asesinada o vendida como esclava y su territorio repartido entre la
población romana. Eso es hacer las cosas bien. Después de eso, la expansión
hacia el norte se detuvo durante casi un siglo y pero luego fue imparable.
Mientras que la conquista de las
ciudades etruscas del sur fue bastante cruenta, las del norte se fueron uniendo
de forma algo más tranquila, de modo que a finales del siglo III a.C. Roma
controlaba todo el territorio. Empezó así el proceso de romanización de la
zona, que hizo que los etruscos empezaran a adoptar elementos de la cultura
romana, perdiendo los propios (unos siglos antes había pasado lo contrario, los
romanos habían adoptado bastantes cosas a los etruscos).
Después de eso, lo más destacable fue
la conocida como “Venganza de Sila”. En el siglo I a.C., dos facciones se
enfrentaron por el poder en Roma: los populares, dirigidos por Mario (tío
político de Julio Cesar, que aún era un niño), y los aristocráticos, dirigidos
por Sila. Al final ganó Sila, que era un poco cabrón y se dedicó, entre otras
cosas, a vengarse de los que habían apoyado a Mario, entre ellos las ciudades
etruscas. Muchas de ellas fueron arrasadas, aunque repobladas tiempo después.
Ya entonces poco quedaba de lo que
había sido la gran cultura de la costa tirrénica italiana, aunque varios
historiadores romanos, entre ellos el emperador Claudio, se interesaron por su
historia. El etrusco era ya una lengua muerta en los primeros tiempos del
imperio.
Pues hasta aquí hemos llegado. He intentado
hacerlo breve aunque me haya quedado un poco largo al final. En el siguiente,
más y mejor. ¡Un abrazaco!




