sábado, 4 de mayo de 2013

Porque no todo es Maremma: Carrara.


¡¡Hola gente!! Este va a ser mi primer post en esta nueva etapa del blog, que parece que empieza a arrancar definitivamente, así que qué mejor manera de hacerlo que inaugurando una sección nueva. Se llamará como veis arriba, “Porque no todo es Maremma”, y en ella os hablaré de los sitios que visité mientras estuve viviendo en Italia, todos fuera de la Maremma. Todo sea para daros ideas si planeáis un viajecito por Italia.
Y como primera entrada de esta sección he decidido no salir de la Toscana, simplemente cambiaremos de provincia. Por el momento, y hasta que las reformas en la administración del Estado italiano cambien las cosas, la Toscana está dividida en diez provincias. Una de ellas, la situada más al norte, es la de Massa-Carrara, conocida en todo el mundo por su producto estrella, que por una vez no se come: el mármol.
 
Aquí se encuentra el yacimiento de mármol más grande del mundo, que ha sido explotado desde época romana. Los romanos construyeron aquí un campamento militar en el 177 a.C., durante sus luchas contra los ligures, que acabó transformándose en una ciudad, Luni. Con el tiempo, su prosperidad se basó principalmente en las exportaciones de mármol, que en aquella era conocido como “lunense”, ya que la ciudad de Carrara todavía no existía. Muchas de las estatuas de mármol romanas que se ven hoy en los museos fueron en origen bloques de piedra sacados de las canteras de esta zona. Y no sólo lo usaban para las estatuas. Los romanos estaban como locos por este material tan fácil de trabajar, y lo usaban para todo: columnas, losas para decorar edificios, muebles y hasta retretes. Actualmente las ruinas de la ciudad se encuentran en la vecina provincia de La Spezia, en la región de Liguria y son visitables.
 
Muy cerquita está Carrara, y desde allí sale la carretera que sube hasta las canteras, bueno, algunas de las canteras. Sólo hay que seguir las señales “cave”. Los Alpes Apuanos son unas montañas impresionantes, altas, escarpadas y coronadas de blanco, pero no porque haya nevado, al menos no siempre. El color se debe a las enormes canteras en superficie que hay por todas partes y que después de pocos kilómetros empiezan a verse a los lados de la carretera. De aquí han salido los bloques en los que grandes artistas de la historia han esculpido sus obras. Miguelangel, como otros muchos, vivió por aquí cerca durante algunas temporadas para elegir los bloques sobre los que luego trabajaría. De hecho, se sabe que el bloque que utilizó para el famoso David procedía de algún lugar de aquí cerca, aunque no se ponen de acuerdo sobre la cantera exacta.
 
Vista de las montañas cercanas a Carrara con las canteras.
 
Cantera en superficie.
 
Algunas son visitables, previo pago claro está. Nosotros en concreto visitamos unas impresionantes pero no en superficie sino en galería, o sea, subterráneas. Se accedía con un todoterreno a través de una galería de unos 600 metros de largo que acababa en una impresionante cámara subterránea escavada en el corazón de la montaña, toda de mármol, claro. Esta gigantesca cámara se va haciendo más grande a medida que van cortando enormes bloques, que a su vez se trocean en otros más pequeños que se transportan a alguno de los muchos almacenes que pueden verse por toda la región. Menos mal que en la taquilla te daban un casco y un abrigo porque dentro hacía un frío y una humedad del carajo. La cámara es tan increíble que ha sido utilizada varias veces para presentar modelos de Lamborgini y Maserati. Durante la visita, de unos 30 minutos, la guía nos iba explicando el método que usan para cortar los bloques, los distintos tipos de mármol, y demás. Actualmente se hace todo con maquinaria pesada: Unos cables con puntas de diamante cortan los bloques hasta arrancarlos por completo de la pared. Entonces se acumula en el suelo tierra y gravilla o una especie de colchón metálico inflable para amortiguar la caída del bloque y que no se rompa demasiado cuando una grúa lo empuja.
 
El interior de la cámara subterránea.
 
A la salida había varias tiendas donde vendían objetos de mármol de todo tipo. Detrás de una de ellas, un antiguo trabajador de las canteras había montado una especie de museo donde describía la historia de la extracción del mármol a través de herramientas antiguas, fotografías y esculturas.
 
Servidor en el museo del mármol, con un carro tirado por bueyes.
 
Y para terminar la visita, podéis acercaros a Colonnata, un pueblecito de montaña muy cerca de allí y bastante majete, donde podéis tomaros una cañita acompañada de la tapa típica, el lardo di Colonnata, panceta dejada macerar con hierbas en cajas hechas adivinad de qué... sí, de mármol. La verdad es que está bueno, cortado en láminas finitas con pan tostado. Lo venden en todas las tiendas del pueblo, junto con objetos de mármol de todo tipo, más o menos útiles y de gusto más o menos cuestionable.
Desde un mirador se puede ver el valle con las manchas blancas de las canteras alrededor del pueblo. En ese mirador han levantado un monumento dedicado a los canteros, consistente en varias losas de mármol (¿increíble verdad?) con relieves que cuentan la historia de la región.
 
Monumento de Colonnata.

Uno de los relieves del monumento.
 
Pues hasta aquí nuestra primera excursión. Os quejaréis: arqueología, canteras, mármol a saco y panceta, jajaja. Espero que os haya gustado y que os hayáis quedado con ganas de más.

Por cierto, aquí os dejo el enlace a un video de unos 10 minutillos donde se ve como cortan uno de estos bloques en la cantera subterránea que visité (minuto seis en adelante). Está en italiano pero creo que se entiende: http://www.youtube.com/watch?v=szlUVJNleMg
¡Muy pronto más y mejor!

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